5.16.2006

Principiar...

"… en estos principios entiendo está todo el bien para lo de adelante; porque como hallan el camino, por él se van las de después."

Santa Teresa de Jesús

Desde un punto de vista objetivo, vivimos un tiempo y unas circunstancias en las que apenas si alcanzaremos a ocuparnos de (nuevamente) principiar. No somos gente que vaya a ver lo de adelante. El camino que seamos capaces de construir sólo lo notarán quienes vengan después. Es lo que una lectura mesurada y objetiva de los datos que se nos imponen nos dice que debemos esperar. Sin embargo, hacer camino, así sea uno que por ahora tenga mucho de invisible, implica tomar opciones concretas cada día, y en tiempos tan confusos es imposible predecir qué desarrollo y qué resonancia inmediata pueden tener esas opciones. Por ahí puede resultar que somos una generación destinada, en contra de todas sus evidencias, a ver el florecimiento de lo inesperado. Es objetivo, irónicamente objetivo, permanecer abiertos también a esa posibilidad. Traigo todo esto a cuenta porque me parece que es el pentagrama sobre el cual las Hermanas y Hermanos Laicos del Sagrado Corazón de Jesús de Carlos de Foucauld tenemos que ir colgando las notas de nuestro propio aporte, en comunión con el gran desplazamiento espiritual que vive la humanidad y siendo fieles a las opciones que definen nuestra identidad y vocación particular y que nos permitirán principiar como estamos llamadas y llamados a hacerlo. Tenemos que ir generando una familia espiritual muy amplia, capaz de darle abrigo y alimento a una gran diversidad, pero capaz también de realizar fielmente todos los desplazamientos que ese principio -que no nos inventamos nosotros sino que nos fue dado- nos señale como necesarios e innegociables. En la práctica significa ser blandos y rígidos al mismo tiempo. Lo que se nos ha dado y de lo cual somos responsables, es una semilla. Nadie ha visto todavía cuál será la forma que tendrá esa planta, por eso, después de haber sembrado nos toca estar muy atentos a todo lo que brote del terreno porque no sabemos cuáles son los cuidados necesarios para llegar hasta el fruto. A medida que crece tenemos que ir aprendiendo con ella, pero anticipándonos el mínimo suficiente y tomando previsiones para que los cambios inevitables del clima no la aplasten antes de que tenga un tamaño y una fuerza interna que le permitan defenderse sola. Quizá sea un tipo de planta que germina fácilmente pero de la cual sólo están llamados a sobrevivir los brotes más fuertes, o puede ser lo contrario, un tipo de cultivo destinado a producir rápido e intensivamente. No podemos instalarnos en nuestros propios gustos y expectativas porque nos haríamos muy lentos para acoger las sorpresas y novedades que nos salgan al paso, pero tampoco podemos olvidar que es en nuestro ser más profundo donde reside la respuesta que Dios espera de nosotros. No nos va a exigir lo que no somos, pero tampoco estamos seguros de saber lo que realmente somos.

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