5.08.2006

Poder

«Pues creer que admite Dios a su amistad estrecha gente regalada y sin trabajos, es disbarate. Tengo por muy cierto que se los da Dios mucho mayores, y así como los lleva por camino barrancoso y áspero -y a las veces que les parece se pierden y han de comenzar de nuevo desde lo que han andado- que así ha menester el Señor darles mantenimiento, y no de agua, sino vino, para que, emborrachados, no entiendan lo que pasan y lo puedan sufrir; y así, pocos veo verdaderos contemplativos que no los vea animosos; y lo primero que hace el Señor, si son flacos, es ponerles ánimo y hacerlos que no teman trabajo que les pueda venir.»

«¿No es linda cosa que una pobre monja de San José pueda llegar a señorear toda la tierra y elementos? Y ¿qué mucho que los santos hiciesen de ellos lo que querían, con el favor de Dios? A San Martín el fuego y las aguas le obedecían; a San Francisco hasta las aves y los peces, y así a otros muchos santos. Se veía claro ser tan señores de todas las cosas del mundo, por haber bien trabajado en tenerles en poco y sujetándose de veras con todas sus fuerzas al Señor de él.»

Teresa de Jesús

Búsqueda carmelita del poder. Trabajar bien en tener en poco todas las cosas del mundo y sujetarse de veras con todas las fuerzas al Señor de él, es el método para que una pobre monja de San José pueda llegar a señorear toda la tierra y elementos. El mantenimiento que da el Señor para recorrer ese camino, no es agua sino vino, para que, emborrachadas, no entiendan lo que pasan y lo puedan sufrir. El ánimo del contemplativo para enfrentar todas las cosas del mundo nace del hecho de que todas las cosas del mundo le importan muy poco. Sabe que humanamente su ceguera es muy grande y prefiere vivir una relación directa y exclusiva con el Señor del mundo, el único que puede intervenir y relacionarse constructivamente con la realidad. Se deja usar simplemente, se abandona, no lucha ni se defiende. Es así como puede llegar a señorear toda la tierra y elementos. Su ánimo no es su ánimo, es un impulso mucho más grande que lo acoge y lo impulsa, es el ánimo, el Espíritu, del dueño del mundo, por eso no temen trabajo que les pueda venir. Hay sufrimiento, si, pero nada puede impedir la vida.

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