
Bolivia quizá sea un país imposible. Pero quizá sea precisamente en los lugares imposibles donde es posible Hoy construir la vida. No la vida posible que, ya sabemos, nos empuja a la muerte, sino la vida imposible, la vida anticipada litúrgicamente, la utopía de una sociedad fraterna y justa. Insistir en lo imposible para que la vida sea. En lo imposible que ya Es en nosotros, aquí y ahora, por la efusión de la plenitud divina que no puede impedirse a sí misma de ninguna manera, aunque nuestros sentidos humanos no alcancen a verla. Asumir y hacer efectiva ya, hoy, aquí, nuestra plenitud divina (mediante el oficio de Ser Eucaristía) para que la Vida pueda continuar siendo Vida a pesar de la insoportable limitación humana. ¿Cómo debe ser esa insistencia? ¿Qué cualidades debe tener?
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